El partido contra Champagnat no fue uno más. Marcelo Pellandini se despidió con la camiseta de San Albano en Corimayo, antes de mudarse a Sudáfrica por cuestiones laborales.
Tras más de 25 años jugando para el club, se va una de las personas que creció a la par de San Albano. Previo al kickoff, sus compañeros lucieron remeras con letras que entre todas formaban la frase “Yo vi jugar al Chelo”. Reconoce haberse sorprendido: “No sabía nada, me puse una en el vestuario antes de salir y me la sacaron. Muy buen gesto”
Con el punto bonus por caer por menos de 7 puntos de diferencia, San albano se aseguró la clasificación al Top 14 por segunda vez en su historia. “El grupo está muy bien y hay que destacar una cosa que es el rol de Marito Castany como capitán, que unió mucho a las distintas camadas”, opina.
¿Cuál es la clave de este equipo?
Este plantel nunca se da por muerto. Contra Los Matreros íbamos perdiendo 25-5 y en el segundo tiempo lo terminamos dando vuelta. El partido contra Lomas perdíamos 14-0 y lo terminamos ganando. El equipo no para hasta que no terminan los 80 minutos. Es un plantel con mucho sacrificio y que no le sobra nada, pero tiene muchas ganas de crecer
Foto: Maxie Trabucco
Empezó a jugar junto a su hermano mayor a los 7 años, primero en el Colegio y después en el club. “Me acuerdo que el club vivía una situación distinta. Los amistosos eran contra equipos de tercera o cuarta división. De a poco, la gente de la subcomisión empezó a trabajar de la mejor manera pensando en un club a diez años. Hoy se vive una realidad diferente”.
Se dieron muchos cambios…
Si mirás 5 años para atrás, es increíble lo que creció, con las canchas de tenis, de hockey. Ahora van a empezara hacer las tribunas. Se hizo mucho en poco tiempo. Viene gente de otros clubes que por ahí hacía mucho que no venían y nos felicitan por el club. Hay muchísima gente detrás de esto.
Orgulloso de su club, Marcelo fue el primer jugador en la historia de San Albano en integrar un seleccionado nacional juvenil, cuando viajó al Mundial de Gales con Los Pumitas. “Ojalá no sea el último que juegue. Mi viejo siempre fue deportista y nos inculcó el esfuerzo, el compañerismo y que el deporte es algo para divertirse y pasarla bien. Por suerte me acompañaron mi viejo y mi hermano y la pasamos muy bien. Recuerdos muy buenos me dado el rugby.
¿Qué momentos elegirías a lo largo de estos años?
Todas las etapas son para recordar. En Juveniles lo que trabajó Diego Palermo con lo que fue la camada 80. Nos bancó muchísimo y nos entrenó muchos años dedicándonos mucho tiempo.
Después en Plantel Superior hubo un proyecto que arrancó “Fico” Chane de juntar el grupo, ir a jugar los Sevens a Punta del Este. Y el cambio en el club lo hacemos cuando llega el Caña Varela, que es un tipo que nos cambió la cabeza.
¿Qué diferencias encontrás con aquel equipo que clasificaron al Top 14 en 2005?
Por ahí no teníamos un sistema de juego, pero si teníamos unas individualidades impresionantes. Jugó Marroc, Capuchón, Brian Elder, mi hermano, Ramiro Cortez. Teníamos una calidad de jugadores que el club por ahí no pudo recuperar, pero se nos rompía alguno de esos jugadores y nos costaba seguir jugando. Hoy pueden hacerse varios cambios y el equipo sigue funcionando bien. El entrenador de ahora, Rama, hizo un trabajo espectacular, mucho más profesional y con más análisis.
¿Qué significa para vos San Albano?
Un lugar donde pasé 25 años de mi vida, donde hice mis amigos, donde conocí a mi mujer. Es el lugar donde me formé como persona, donde conocí mucha gente. Estoy muy agradecido
¿Qué mensaje dejás antes de irte?
Que la gente se siga acercando al club y siga colaborando. A mis compañeros, fue un año espectacular que termina hoy para mi, pero que sigue para todos ellos. Que lo disfruten, porque hay momentos en la vida que son únicos y no se repiten. Es lo que decimos los más grandes como el Tano (Julio Menghi) o yo, que cada partido es único porque no sabés cuando se termina.
