1994. Argentina sufría el atentado a la AMIA que dejaba 85 muertos y cientos de heridos. Maradona daba positivo en el Mundial de Estados Unidos y tiraba la triste y célebre frase “Me cortaron las piernas. También se votaba la reforma de la Constitución de la Nación. En ese año agitado, San Albano volvía a jugar un clásico ante Lomas Athletic después de mucho tiempo y se llevaba la victoria por 22-12.
Por esos días, el club llevaba varios años luchando en la Tercera División, pero algunos empezaban a entusiasmarse con la aparición de algunos jugadores que hacían sus primeras armas en Primera y tenían mucho potencial. “El club estaba renaciendo de sus cenizas y ese triunfo nos dio el ímpetu para seguir creciendo y darnos cuenta de que íbamos por el buen camino”, asegura Hernán Coquet, que jugó como apertura.
A 22 años de aquel clásico, los recuerdos son un tanto difusos. “Fue un buen partido, que ganamos con mucha autoridad”, afirma Hernán Coquet, hoy capitán general de rugby de San Albano. “Me acuerdo que estaba por hacer un try y justo me tacklearon. Fue importante para nosotros porque veníamos peleándola”, agrega Brian Elder, por aquel entonces un joven back que dejaba a todos con la boca abierta por sus condiciones.
Un try de Javier Menoyo definió el partido para los de Corimayo. “Fue en el ingoal que da a la calle. El clásico lo vivimos con mucha alegría durante la semana y en el post partido”, recuerda Mariano Di Rocco, que asomaba como un promisorio tercera línea. Años después, Marroc es considerado uno de los mejores jugadores de la historia de San Albano.
“Fue muy festejado. Nosotros veníamos de punto porque Lomas venía de jugar en categorías superiores, pero nos hicimos fuertes a partir de un grupo que trabajó mucho, que tenía condiciones y ganas de poner al club en lo más alto”, opina Diego Bongiovanni, primera línea que más tarde entrenó al Plantel Superior en varias oportunidades
Ese triunfo reflejó la explosión del club, que coronaría un año histórico con el ascenso a Segunda. Marroc explica ese plus que los elevó más allá de lo normal: “La mística siempre fue la base de los grandes planteles que tuvimos. Esa creencia en nosotros mismos que siendo pocos, pero muy humildes y con sacrificio, empezamos a lograr cosas. Buscamos a transmitirle eso a las otras camadas, que con estos valores podeamos escribir la historia grande del club”. Este sábado, San Albano tendrá una nueva cita con la historia.